Tus brazos siempre se abrían cuando quería un abrazo. Tu corazón comprendía cuando necesitaba una amiga. Tus ojos tiernos se endurecían cuando me hacía falta una lección. Tu fuerza y tu amor me guiaron, y me dieron alas para volar. Gracias mamá a ti y al cielo que me dejaron vivir en tu Seno y luego nacer y llenarme de sabiduría para llegar a ser lo que hoy soy.